sábado, 21 de marzo de 2015

Qué hay ahí

Qué hay ahí,
justo donde mis pupilas se detienen,
se dilatan,
se fijan.

Qué hay ahí,
en la perfecta recta del muro que me separa,
no me deja verte,
me asfixia.

Qué hay ahí,
en las infinitas intermitencias de las estrellas de la noche,
en su esplendor,
en su brillo.

Qué hay ahí,
detrás de ti esperando una respuesta certera,
final,
definitiva.

Qué hay ahí,
sobre las gotas de agua que dejó tu lluvia en primavera,
que caen simples,
concretas.

Qué hay ahí,
entre el espanto y el dolor y la tristeza muerta,
decidida,
inevitable.

Qué hay ahí,
sobre mi cama como esperando a ser devorado,
yerto,
abierto.

Qué hay ahí,
detrás de las palabras que no han sido nombradas,
dolorosas,
afiladas.

Qué hay ahí,
en tus deseos de dejar sobre mi cuerpo tu sexo,
sudado,
viscoso.

Qué hay ahí,
adentro de los muertos que portaron ideas libertarias,
utopías,
sueños.

Qué hay ahí,
por debajo de tus piernas en el hueco donde entra la inmoralidad,
oscuro,
cálido.

Qué hay ahí,
en la fuerza de los pueblos que resisten opresiones del poder,
fuego,
conciencia.

Qué hay ahí,
en las palabras que dices con tu lengua en mi garganta,
ideología,
libertad.

Qué hay ahí,
escondida entre los pliegos de las pieles reprimidas,
deseo,
sexo.

Qué hay ahí,
suspendida en el espacio de la pasión más descarnada,
furia,
indignación.

Qué hay ahí,
sobre el suelo de mi casa, sobre la cama, en el barrio,
goce,
vida.

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